Imagen
de Taupadak, espectáculo de Danza
Duende del grupo Mudriam Elkartea. Fotografía de M. Mtz. de Antoñana
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Este
es el blog de Marta Mtz. de Antoñana, alumna del grupo G_02 de la asignatura
“Arte y Tecnología I” impartida por Ander González Antona.
El
blog es el cuaderno on-line que recoge mis ejercicios del curso (de hecho la
propia creación del blog constituye el ejercicio no presencial 01) y algunas
reflexiones sobre el tema de la tecnología en relación con el arte.
La
interrogación en el título del blog hace referencia a la desconfianza que puede
provocar(nos) la combinación de dos conceptos tan desiguales como “arte” y
“tecnología”. En efecto: me resulta difícil separar la palabra tecnología de la connotación peyorativa
que le adjudicaban mis profesores cuando estudiaba Filosofía: la tecnología (o
técnica, porque no hacíamos la distinción que luego veremos) era entendida como
ideología en sentido marxista. Lo cierto es que, en aquella época, los escritos
de J. Habermas era lo último en pensamiento, al menos en mi Facultad, y lo que
este filósofo había escrito en Teoría y Praxis sobre los procesos de
dominación social era asunto de primera línea.
Pero
no podemos eludir el hecho de que el arte ha utilizado tecnología desde sus comienzos.
La ciencia de la astronomía, por ejemplo, tuvo su revolución copernicana unida
a la tecnología de las lentes. Ésta fue rápidamente apropiada por los[i]
artistas para mejorar su trabajo (por ejemplo, para estudiar la perspectiva).
El
artista es curioso con lo que ocurre a su alrededor, y no puede dejar de emplear
los medios que la sociedad pone a su alcance. Desde los conciertos con
violonchelo-televisión de Ch. Moorman a al uso que J. Holzer hace de las
estructuras de los medios de comunicación, pasando por los vídeos de S. Neshat,
la tecnología ha aparecido unida al arte ya sea como un medio, ya como el
propio tema de la obra.
La tensión teórica de este binomio y su puesta en práctica en los trabajos de clase serán los que a lo largo de este curso irán llenando las entradas del blog ¿Arte y Tecnología?.
Y
ahora…¡a trabajar!
Un
poco de surrealismo: El cadáver exquisito
Este es el ejercicio presencial número
01. En este trabajo en grupo, hemos emulado a los surrealistas y su juego del “Cadáver
exquisito”, enviándonos consecutivamente una foto sin ninguna
explicación sobre su contexto. Cada
alumno ha intervenido le imagen que le ha llegado, para darle la continuidad
que ésta le ha sugerido.
La foto de origen de la cadena la tomé
este verano en Barcelona. Estuve realizando allí un cursillo, en el barrio del
Poblenou, y aproveché a fotografiarlo a conciencia, porque es un sitio con un
sabor muy especial. Se trata de una zona de Barcelona capital que fue a finales
del siglo XIX el territorio con mayor industrialización de Cataluña, razón por
la cual fue llamado “el Manchester catalán”. A partir de los años 60 del siglo
XX sufrió un desmantelamiento, y en la actualidad conviven en ese espacio
antiguas fábricas cerradas y ruinas con talleres para usos de lo más variopinto
(distribución de pinturas, organización de festivales o construcción de tablas
de surf). Conviven también pacíficamente los artistas que han ocupado los
talleres y almacenes en desuso con las personas que han tenido que buscar allí
un refugio para no tener que dormir en la calle.
Estos últimos fueron los que más
llamaron mi atención. Por eso, de entre todas la fotos, he elegido la de unos
niños recogidos con su familia en una casa en ruinas al lado del taller donde
realizaba el curso.
Después de volver de Barcelona, y cuando estaba organizando las fotos, leí en “El País Semanal” un artículo sobre la Banlieue de París, donde me llamó la atención cómo el fotógrafo (Arnau Bach) había utilizado el blanco y negro muy contrastado para que el reportaje llamara la atención sobre la situación de violencia que sufren esos barrios. Incluso en fotos que en otros reportajes hubieran sido amables (un niño pequeño viendo la televisión en la sala de su casa), el fotógrafo utilizó esta presentación dramática. Muy apropiado a lo que pretendía comunicar y poco parecido, creo, a lo que vio su ojo.
Así que, siguiendo los pasos de Bach,
decidí dar a mis fotografías esa aura de peligro que es la que se puede asociar
a priori con la vida en un barrio degradado –el Poblenou, en este caso-, aunque
sé ahora que la vida allí es considerablemente relajada y pacífica.
Mis compañeros Ignacio, Lucía y las dos Lorenas convirtieron mi imagen en una completamente diferente: El niño protagonista perdió su cabeza (después tapada con unos focos) y se convirtió en Superman. Después le colocaron una esfera terrestre y le colorearon la ropa, lo mismo que a una de las niñas del lateral. Detrás de ellos, en la ventana del sótanos aparece un preso que añade dramatismo a la escena.
Finalmente, convirtieron todo ello en
un espectáculo. Mágicamente, y sin conocer las razones que me habían llevado a
elegir esa fotografía, llegaron a un punto no muy alejado del que yo había
partido: lo que hemos reflejado no es la realidad, sino aquello en que nosotros
hemos querido convertirla para que así la vea el público.
Y este es el resultado:
[i]
En el blog voy a utilizar el genérico en masculino -sin discriminación positiva
al femenino o al neutro- en el sentido en que Beatriz Preciado hace un
llamamiento en su “Manifiesto contra-sexual” a no privilegiar una marca, sino a
modificar las posiciones de enunciación más allá del sistema sexo/género.
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